27.9.04
En la vigilia
Quizás mis sentidos en ese instante son tan agudos que percibo al mundo impregnándose a mi piel como rocio de primavera. Es que existe un encantamiento que producimos cuando finalmente nos quedamos solos; capaz de detener al óceano y a cada una de sus gotas cuanto tiempo lo deseemos. Que puede coaccionar a la luna para que baje y brille fatuamente sólo para nosotros. Tan potente que dejaría al más vigoroso estruendo de un terremoto lleno de orgullo, como el sutil aleteo de una mariposa volando hacia la libertad que le negaba la prisión de su capullo.
Tal vez sea yo que tengo una admiración por el poder que desata la magia de tu sonrisa. Pero me resulta imposible no quedarme perplejo ante la imponencia de tu mirada, que teje a mi alrededor un sortilegio de quietud que quita toda capacidad de reacción. De la misma forma que una luciernaga en la telaraña, caigo una y mil veces en la trampa de tu amor. Y por más que intente obrar algún hechizo que contrarreste tu control sobre mi espiritú y mi corazón, mis trucos resultan mera brujería frente a tus conjuros de implacable seducción.
Acaso mi mente desconcertada lo exagere todo, pero cada uno de tus dedos resultan suaves notas musicales que componen una gesta de deseo única al acariciarme. Tus silencios señalan las pausas en este pentagrama lleno de lujuría, cuya única clave de sol es pertenecernos para toda la eternidad. Y la cadencia dulce de tu respiración va marcando el ritmo de esta canción, que quiero seguir escuchando infinitamente en la vigilia de este sueño que le procura a mi alma su total reparación.
 

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21.9.04
Cuadro surrealista de los sentidos
Y una vez más la locomotora de la vida hace su parada en la estación que más nos gusta, cuyos andenes repentinamente se ven inundados de colores vivos y radiantes que desconciertan la mente, obligándola a rendirse pacíficamente ante el ejercito de sensaciones primaverales.
Las puertas del vagón aún gélido del invierno se abren y con los músculos todavía entumecidos por las remnisencias de un agosto insípido comenzamos a transitar el camino hasta el molinete que nos brinde el paso hacia una libertad en compañía de tardes cálidas y ocasos templados por una tranquilidad sobrecogedora.
Miles de fragancias dulces se brindan desde el otro lado del muro, invitándonos a embriagarnos con el empalagoso perfume de las nuevas flores deseosas que alguien pose su atención en ellas. Los motivos naturales que empapelan el lugar resultan verdaderos óleos imposibles de duplicar incluso por la mejor mano artista del hombre, y con su caleidoscópico esplendor consiguen que la simbiosis con nuestro sentido visual sea de trance total. Una brisa suave propina leves caricias en nuestro rostro que van quitando todo vestigio de maltrato por la crudeza del frío, susurrándonos al oído la fórmula para una felicidad del alma que aguarda a la vuelta de la esquina, pasando el molinillo metálico.
Ante tanto espectáculo de diversidad cromática-sensorial, resulta difícil no sucumbir ante un abismo de placeres incorpóreos, endrogado por substancias de ausente presencia física pero tan punzantes como las espinas de una rosa. Hay que tener la precaución de no marearse por la incesante danza de matices y tonalidades; de no perder el equilibrio antes de alcanzar el punto señalado y caer a las vías de la ausencia emocional.
El pequeño mecanismo de aspas metálicas recibe un baño de sol que lo tiñe de una coloración oro fuego, al tiempo que nos aguarda ansioso para manosearnos la cintura un instante antes que atravesemos el portal hacia una existencia de libertinaje total: sin absurdos miedos personales, sin inútiles dudas de la mente, sin vehementes vacilaciones del ser. De concilio absoluto con uno mismo, de armonía con lo que nos rodea... de eterna primavera.
A pocos metros de llegar, la melódica serenidad omnipresente se interrumpe por un estridente silbato que resuena en los tímpanos como un chirrido infernal. Se trata de la señal de que es hora de que el viaje prosiga, de subir nuevamente al tren para así alcanzar la siguiente triste parada que escrutamos lejos en el horizonte. Que realza lo peor del espíritu, calcina nuestra voluntad y derrite las ganas con lenguetazos de fuego avasallantes.
Incapaces de desatender al hipnótico llamado, con la cabeza gacha retornamos hacia el interior del furgón, mientras que de reojo, con una mirada soslayante le decimos adiós a esa promesa de bienestar y prosperidad humana. Las puertas se cierran frente a nuestras narices, y la enorme oruga metálica inicia su marca alejándose gradualmente del paraíso terrenal donde nos encontrábamos con rumbo hacia la vulgaridad del estío de diciembre.
Es que nunca lograremos comprender que el recorrido de nuestro rutinario existir es circular. Y que por más ganas que tengamos de salirnos de él siempre responderemos a ese silbato endiablado que nos instiga a proseguir con el repetitivo orden impuesto por la naturaleza. Ese que nos permite ser libres en cuentagotas, apenas por los meses que dura la breve caminata hasta el molinete que jamás podremos traspasar.
 

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15.9.04
Bestial reflexión
Racionales... Con altanera hipocridad nos jactamos de tener lógica, de ser razonables, y soltando una sonrisa sobradora destacamos esa cualidad como la característica que nos desliga de nuestra ancestral procedencia animal. Despotricamos en contra de costumbres atávicas de civilizaciones pasadas que, atribuyendo mejoras en la calidad de vida diaria, realizaban sanginarios sacrificios humanos. Señalamos con aire de autoproclamada superioridad como viven especies de naturaleza diferente mientras celebramos jocosamente no ser iguales, no ser inferiores.
Seres pensantes... Debe ser así. Despues de todo, con minuciocidad tan alta como macabra a lo largo de los años han sido llevados a cabo planes de aniquilación masiva de personas de duración tristemente perenne. Asimismo, bien cierto es que por más ganas que tenga un primate de organizar un atentado contra los suyos, quitando la vida de hembras y micos recién nacidos no puede hacerlo por no poseer una brillante mente como la humana, capaz de sincronizar el estallido de multiples bombas en diferentes partes de su ilustre mundo.
Culturales...claro. ¿acaso no es de verdadero erudito de las ciencias criminales poner un manto de oscuridad definitivo sobre la luz de un alma habiendo estudidado meticulosamente el mejor método para hacerlo sin dejar evidencias? ¿O tender una red de impunes mentiras para encubrir una negociación sombría de fines lucrativos para unos pocos con fondos destinados a la enseñanza y la alimentación? Definitivamente obras de alguien con una avanzada formación pedagógico-sociocultural y no de un cromagnón neolítico incivilizado cuyas unicas motivaciones son sustentarse, procrear, criar y perecer.
Demostrando total desprecio por la crudeza del instinto sacrificamos fieras con rabia en sus genes, pero nuestra arrogancia nunca nos llevó a analizar con los flamantes métodos científicos si nuestro genóma conlleva aún esa carga natural de impulso indomable que hemos tratado de disimular aplicandole máscaras de falsa evolución. En todo caso, es justificable que una fiera ataque a otra ya sea por protección, ingestión o mero impetú. A fin de cuentas, no poseen la suerte de ostentar una mentalidad sensata que les imponga poner fin a ciertos comportamientos poco prudentes.
Sin embargo nosotros si la poseemos, o al menos de eso nos jactamos hace largo tiempo: de ser racionales, pensantes, culturales... todo menos salvajes. Y yo pienso en la inocencia de los perros, el pacífico orden implicito de los simios, el respeto de los felinos por la presa y la sabiduría de los delfines mientras me pregunto qué nos llevó a tomar distancia de tanta naturaleza animal.
 

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8.9.04
Anterior soy (boceto de un presentimiento)
De donde provienen tus más íntimos deseos, de ahí vengo yo. A saciar tu sed con el elíxir de mi amor, producto de años de elaboración, pensando sólo en tu satisfacción. Mi misión en este lugar es protegerte, escudarte, cobijarte, amarte... arte... Arte es lo que produce tu risa, el encanto que libera tu mirada; la guapeza de tu silueta, la impostura de tus curvas. Artista de sueños irreproducibles a tu lado, procurando únicamente sernos en el silencio de nuestra respiración: de exaltada tranquilidad y calma excitación.
Anterior al amanecer soy. Mucho más joven que la noche. Desde tiempos que ni te imaginas provengo, te he seguido por tanto tiempo, amor. Demasiadas eras como para haberme equivocado; presentimiento del sol... sol... Sol es lo que ilumina mi vida, en vos. De la mano de mi estrella esmeralda voy, buscando la felicidad que ya pudimos presentir y palpar. No tengo dudas ni miedos, no temo por lo que no soy o por lo que fui. Sufro por no ser si ya no estás, símbolo de mi miedo más tenaz.
Estoy aquí, fruto de tu imaginación, noches eternas esperando mi llegada, que supusiste jamás sucedería. No sé hasta que punto he nacido o me has hecho nacer. Pero tampoco me importa. Tengo una convencimiento total de que yo soy para vos. Soy ancestral, no me puedo equivocar. Una antigua leyenda habla de un amor incondicional, entre una hermosa diosa y un ser mortal... mortal... mortal es la sensualidad de tu voz, la textura de tu piel, la elevación de tus pechos, que me invitan a caer.
Profundo en tu corazón, desde hace mucho tiempo estuve habitando tu interior. Conociéndote poco a poco, empapándome en la tempestad de tu personalidad. Esperando el mejor momento para aflorar, cuando tu integridad comenzara a flaquear. Sé que no estoy confundido, tu amor en una realidad me ha convertido. Te amo, quiero comprobar que no me equivoco, que lo que soy es en realidad un infinito latido.

Gracias por permitirme ensayar con vos esta idea de amor, te soy.
 

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