30.5.04
De pistolas y rosas
Para muchos la mejor banda de rock de los noventa. Para otros de la historia, y para otros tantos se quedaron en la mitad del camino de la eternidad. Lo cierto es que con su repentina -pero previsible- separación los Guns quedaron para siempre en los anales de los grupos que pudieron ser. No, no estoy loco. Es cierto, los Guns fueron, y en qué medida. Conquistaron el planeta a base de una identidad rockera que les permitió alternar canciones knock-outeadoras que elevan a la décima potencia las ganas de llevarse puesto al mundo y baladas heart-brakers que al escucharlas el amor parece ser un sentimiento tan ambiguo que puede llevarte de la felicidad a la locura en un instante. En cada puerto que visitaban, se desataba una insania y un fanatismo sólo comparable al que despertaban -según cuenta el tío macanudo en la sobremesa de cualquier cumpleaños - los Beattles. Una letal combinación de calidad y actitud arrolladora, combinada con algo de facha y la necesidad de llenar un espacio hasta áquel momento vacío.
Basta con darle Play a un CD gunnero para que sobrevenga, inexorable como la noche, la eterna pregunta: ¿Qué hubiese sucedido si no terminaban tan mal? Resulta imposible evocar ejemplos como los de Metallica o Aerosmith, que al día de hoy siguen subiendo al escenario, a exibir sus nuevas canciones hechas por otros y su eterna remnisencia de un rock auténtico que dificilmente volverá. Y no cuesta nada pensar en Nirvana, banda liderada por un genio como Kurt, a quién la vida del éxito y el reconocimiento mundial le resultaron tan odiosas que lo llevaron a colocar el caño sobre su cabeza.
Al tiempo que resuenan en mi cabeza las notas de la guitarra-parlante de Slash en November Rain, los alaridos de guerra de Axl en Welcome to The Jungle y la bata animal de Matt en la intro de You could be mine los invito a comentar que piensan ustedes al respecto. Métanse en el ring, esa es la idea de esta nota.
 

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28.5.04
Los hijos de la incertidumbre
Hoy la pasan bien los hijos de la incertidumbre. Tienen una vida con ciertas comodidades, estudian -o han estudiado- una carrera con la esperanza de poder vivir de ella, poseen un trabajo gratificante que les procura algunos mangos para ayudar en el hogar y bancarse sus gustillos. Tienen amigos, parejas estables o pasajeras, una vida social envidiable, las ventajas de la era de la comunicación. A decir verdad son pocas las cosas les faltan. Tal vez no lleven una vida plagada de lujos materiales, sin embargo hay un conformismo tranquilizador. Hoy...
Basta con hacer un pequeño paneo sobre la actualidad del país - esta reflexión no tiene ningún tipo de finalidad o ideología política-, a los sueldos y los precios que inexplicablemente siguen subiendo aunque el dolar continúe cuesta abajo, para toparse con un gran signo de pregunta que eclipsa toda proyección de vida normal y estipulada del ABC de la persona civilizada. ¿Alguna vez, lector, te detuviste a pensar qué va a ser de vos en diez años? La pregunta no abarca siquiera un cuarto de siglo, son apenas dos lustros, y cuesta divisar una luz al final del pasillo oscurecido por neblina de la incertidumbre.
No está dentro de las posibilidades obtener una casa de una, con el modo taka-taka, porque ningún hijo posee en su Caja de Ahorro una cantidad significativa de verdes. Por lo tanto, el remedio es alquilar... es decir, abonar una suma adaptable de dinero a una persona para que nos preste su casa, que el día de mañana tranquilamente puede cerrarnos sus puertas ante nuestro pesar y dolor, por decisión o urgencia de su propietario. Una alternativa con muchos riesgos, demasiadas variantes para un tipo que justamente lo que busca es sentar cabeza. Pasemos al plan B. Más vale comenzar a pagar un crédito -rezando que algún banco se apiade de nuestro sueldoestandarizado y nos habilite el mango- como para comenzar a abonar, mes a mes, los cimientos de lo que debería ser nuestra casa de aquí hasta por lo menos, veinte o treinta años que dura el plazo del pago del préstamo -que nos obliga a devolver más del cincuenta porciento de lo gentilmente otorgado por el banco-. Desde la frialdad de estos caracteres parece la solución al asunto, hasta que el Clarín del Domingo te entrega junto con los resultados del fútbol que el índice de jóvenes desempleados o despedidos antes de los tres meses trepa a cifras astronómicas. ¿Cómo asegurarme de que yo no voy a pertenecer a ese porcentaje y que la empresa que me contrata no va a desaparecer -o desaparecerme- hasta que yo pueda gozar de una autosuficiencia económica?. Mismo problema que en la idea anterior, un abismo de variables que escapan a la solución de un pibe común, laburante/estudiante, hijo de la Incertidumbre.
En este mar de angustias y preocupaciones cuya contestación está sumergida a miles de metros del alcanze de nuestros submarinos de ansiedad, algunos encuentran un poco de oxígeno. Una especie de simbiosis, una relación de convenciencia para procurar cierto control sobre tanto caos. Juntarse, ya sea en pareja o amistad con un semejante que padece el mismo acoso de la irresolución ha surgido como el método provisorio para aplacar estos sentimientos. Aunque posee sus riesgos, implícitos, que pueden llegar a destrozar personas, corazones y afectos de años de duración. El ser humano es un animal muy diferente en compañía que en soledad. Una persona todos los días que aguarda en el regreso a casa no siempre es una necesidad o algo para disfrutar...Sometimes you need some time, on your own.
Ojalá este humilde escriba tuviera las claves del éxito para resolver este puzzle-futurista, pero no es así. Sobre la materia no hay nada escrito, y vagamente se está creando un sendero sinuoso que lleva a algún lado, no siempre de la manera directa. Desde Vida de Perros quería manifestar este pensamiento con mis semejantes, que mamaron la misma teta desalentadora que yo durante todos estos años, y que comparten conmigo las ganas de vomitar esa leche nociva para cambiarla por el zumo de la certeza.
 

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27.5.04
Generación X
Marionetas en una obra tragicómica. Cientos de personas que no se hablan, con el resto de los sentidos encendidos a full. El diálogo brilla por su ausencia, pero en la pista todos exiben sus telefonitos luminosos, que parecen decir mucho más que sus plásticos rostros. La energía que se emana es tan odiosa como contagiosa. Un juego sin bases, plagado de reglas, una vida sin contenido. Sin embargo cada finde ellos están ahí, profesando su religión en sus templos de luces estrambóticas y sonidos de videojuegos. A la larga o a la corta es imposible no sucumbir ante la Generación-X y su éxtasis eterno. ¿Dónde está el ser humano en ese lugar?Gen-X Sumido en el vapor corporal, más allá de los relámpagos que se switchean on-off como luciérnagas en una noche de campo, es imposible salir del trance. Como una imperceptible infección que ingresa en el organismo por las vías respiratorias, el Gen-X se va instalando en tu mente, al tiempo que toma posesión de tus confundidas neuronas. Las órdenes del cerebro resultan irreprimibles: saltá, sudá, gritá... careteá. Así, gradualmente la oxidación llega arruinando todo circuito, toda plaqueta. Mas no hay razón para estar preocupado, en el Templo no importa tu lugar de procedencia, tus ideas, sentimientos o cuán pura sea tu alma: mientras tu exo-esqueleto esté recubierto de músculos voluminosos y tu piel posea un bronceado de foquito de 100 Watts, serás siempre bienvenido al ritual.

 

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26.5.04
Un lobo suelto en la ciudad...
En la jauría somos todos hermanos. En soledad, somos temibles asesinos.

Llegó Vida de Perros. Un blog salvaje.

 

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