7.6.04
Utópica felicidad
En este hermoso país en donde a cada logro personal le atribuimos una valoración potenciada a la enésima raíz quiero celebrar que he renunciado a mi trabajo. Muchos me tildarán de loco, otros de afortunado. Lo cierto es que el ser humano tiende a cansarse de todo, y en especial, de lo rutinario. Es un proceso en el cual, gradualmente el óxido va sulfatando las pilas que vienen incluídas con el precio de conseguir un laburo nuevo. Así pues, luego de casi tres años le dije chau a mi anterior empleo. Fue, por suerte, en los mejores términos con mis jefes y la empresa, cosa que le deja a la conciencia una grata sensación de haber hecho las cosas de la manera correcta.
Como buen hijo de la incertidumbre (recomiendo leer la nota en este blog con ese nombre) no pude darme esa satisfacción personal hasta no haberme procurado otro trabajo. Es por esto que a partir de mañana arranca en mi vida un nuevo capítulo para escribir con la pluma de la inexperiencia: ATENTO Argentina. Una empresa seria según parece, con posibilidades de crecimiento interno sumamente interesantes y acorde a mis afinidades.
Antes de seguir ahondando en cuestiones personales que poco tienen que ver con las ganas de escribir que me gobiernan, destaco entonces ya son dos las razones para el festejo: un joven argentino -contra toda la paranoía generada por los viejos que nos educaron- arriesgando su incierta seguridad económica dio por cerrado una etapa laboral al tiempo que le abrió las puertas a otra, en los papeles, mucho más interesante.
Lo curioso es que todo esto llegó precisamente el mismo día de mi incipiente profesión, que es el periodismo. Sin dudas un perfecto reflejo de otro de los problemas que padecemos los Hijos de la Incertidumbre: contar con un título y una genuina vocación pero no poder laburar de lleno en eso que tanto nos apasiona, por razones mil que en otra nota algún día detallaré.
No obstante estoy utópicamente feliz y quiero compartirlo con ustedes, mis semejantes, mis compañeros de la jauría. Sobran los motivos para descorchar el champú y embriagarnos con sus burbujas esperanzadoras. En este mismo momento debe haber miles de pibes como yo, que están entreteniendo a sus familias con el relato épico de la entrevista superada, la capacitación sobrellevada y la ansiada firma en el papel. Contra todo pronóstico, contra toda realidad adversa. Y aunque no pueda ejercer en un cien porciento mi vocación de periodista, aquí estoy, escribiendo en este blog, lujo que me puedo bancar gracias al mango que ganaré de ahora en adelante en mi nuevo trabajo.

FELIZ DÍA A TODOS MIS COLEGAS PERIODISTAS, EN ESPECIAL A LOS APRENDICES COMO YO QUE LA REMAMOS DÍA A DÍA . SALUD ! ! !

Arriba, abajo, al centro y ATENTO !

 

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