11.7.04
Esperanza perdida (feliz día de la patria)
La plebe llegaba al palacio en pequeños grupos. Todos portando sus inofensivas armas: ollas, cucharones y sartenes. La paciencia había sido agotada. Sus sentimientos, ultrajados. El triste juego de la mentira y el atropello había llegado a su final. Manosear el molde de un estado que quiere crecer tiene sus costos. Casi siempre se paga con turbios arreglos, mas en determinados casos, cuando es genuinamente el pueblo quien exige acción y respuesta, el precio se paga con sangre y revolución. Y la historia nunca olvida una revolución.
Las huestes reales los esperaban formando un cordón humano que se extendía por todo el perímetro de la atrincherada fortaleza. Armados hasta los dientes, con una actitud claramente ofensiva y sin ningún aparente reparo en la dignidad o el honor del ser. Su utópico objetivo era tan claro como determinante y cruel. Acabarían con la espontánea manifestación de bronca e impotencia a como de lugar, sin piedad de ser necesario.
Cuando hubo una concentración total de gente, empezaron los cánticos, las melodías tristes de un pueblo harto del abuso. Hubo también ciertos desubicados, que tal vez por furia o quizás por motivos más obscuros atentaron contra la seguridad de todos y contra la motivación original de la protesta. La mecha se encendió, y la bomba comenzó a relamerse, ansiosa por provocar una explosión sin precedentes.
Entonces los bárbaros decidieron actuar, y el infierno se desató sobre la tierra, una vez más, como en un cuadro dantesco de la vida exhibiendo lo peor del hombre supuestamente civilizado. La caballería avanzaba sobre las personas como pisando la hierba. La infantería acribillaba inhumanamente a aquellos que lograban evadir a los jinetes apocalípticos. El deseo y la esperanza se fusionaron con el miedo y la desesperación para convertirse en una reacción ebullitiva de violencia sin control. Gritos, sangre, lágrimas y un manto de desilusión cubriendo la desazón de haber quedado a mitad de un camino glorioso.
Fue una tarde que vivirá en la infamia nacional hasta el resto de sus agitados días. Fue el día que la patria esclavizada intentó romper sus vínculos, y la libertad la abandonó.

Oid mortales el grito sagrado: Libertad Arde TroyArg, arde...



* Nota publicada en mi anterior -y abandonado- blog que me pareció oportuno volver a publicar teniendo en cuenta la fecha patria.
* Las fotografías fueron tomadas de acá
 

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