24.8.04
Principio de desplazamiento
(o también recuerdos)
Introducción:

Historicamente ha habido una eterna disputa entre los dominios de la sistemática ciencia y el terreno en el que la razón queda desplazada por la creencia de que más allá de los métodos hay cuestiones imposibles de racionalizar. En este culebrón antropológico fue la sapiencia científica la que adoptó el papel de mala de la película, mientras que a la fe le quedó asignado el rol de galán romántico-empedernido con una facilidad asombrosa de creer ingenuamente en todo aquello que acontece sin consultar las causas.

La hipótesis:

Creo que no es casualidad que pese al paso de los años ambas sigan co-existiendo, porque las dos se necesitan mutuamente para ser... En definitiva, sólo en el silencio la palabra, sólo en la oscuridad la luz, sólo en la muerte la vida.
Cada una posee sus propias evidencias que demuestran a las claras que definitivamente esos preceptos son los que rigen nuestra concepción de la vida independientemente de las posturas que uno tome o eliga por afinidad.
Sin embargo hay una verdad irrefutable por cualquier corriente de pensamiento o doctrina de conocimiento que es tan tangible como la combustión o el óxido: la traslación del ser humano de un lugar a otro muy lejano en cuestión de segundos.

Las pruebas:

Me encanta cuando soy tomado por sorpresa por un recuerdo arrollador, de esos que en cualquier momento arremeten como un toro bravío contra la bandera roja de mi estabilidad emocional. Independientemente de si la connotación de la evocación es triste o feliz, entregarse ante los impredecibles caprichos de la memoria sin poder hacer nada para liberarnos hasta que ella lo decida es un viaje de remembranza asombroso. Porque es volver en ese instante al lugar preciso, en el segundo exacto a la situación concreta; en una percepción sensorial que converge a todos los sentidos con el corazón y la mente... ¿hay algo más humano que eso? Y es precisamente en ese lapso de segundos -¿o años, epocas, etapas enteras de nuestra vida?- cuando podemos comprobar que si es posible que una persona viaje a un punto exacto, en un tiempo remoto tan cercano como el minuto recién transcurrido.

La conclusión:

Hemos aceptado con objetos comunes como una manzana que existe una fuerza que rige a los cuerpos y los atrae celosamente hacia la tierra. Así mismo ha sido planteado con evidencias tecnológicas que milenios atrás hubo una explosión cuyo estruendo aún persiste y enigmáticamente prosigue definiendo nuestra evolución humana. Hidrógenodosoxígenos, sigla que suena a marca de ropa informal, tal parece que es una composición de dos elementos químicos por más que aseguremos que su nombre es agua y es una sola cosa que nos encanta.
Si bien, tal como lo he dicho anteriormente, no hay uniformidad en cuanto a la postura que cada uno decide tomar y las bases que uno quiera aceptar, todos estos fundamentos han sido por lo menos considerados, cuando no adoptados por las dos partes claramente diferenciadas. Con este breve ensayo sobre las remnisencias de nuestra historia -que alguién decidió llamar recuerdos- simplemente pretendo que desde cualquier punto de vista se considere como válido que es factible sencillamente volver a ser, en un lugar preciso, en un segundo exacto, a una situación concreta y viajar.
 

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